Quimantú y la reinvención de Chile


 

Elisa Castillo Ávalos (*)


 

 


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A comienzos de la década de los 70 se perfiló una cultura nueva, inmersa en la propuesta político-social de la Unidad Popular. Dentro de este proceso fue determinante el quehacer de la Editora Nacional Quimantú.


 

Inmerso en el proceso transformador del gobierno de la Unidad Popular, liderado por Salvador Allende, se perfila una cultura nueva que asume las manifestaciones culturales populares como parte de la identidad de Chile. Se potencia, así, el concepto de cultura popular valorizándolo al mismo nivel que la alta cultura tradicional. A falta de una instancia institucional como un Ministerio de la Cultura, este enorme esfuerzo fue canalizado a través del Sistema Nacional de Cultura y una extensa red de Centros Locales de Cultura Popular, cuyo objetivo era la creación de un Instituto Nacional del Arte y la Cultura, que democratizara el acceso de las mayorías a los bienes artísticos del país.

Dentro de los acontecimientos que marcaron este proceso, fue determinante el quehacer de la Editora Nacional Quimantú (1). "Tal como sucedió en varias empresas importantes del área privada, en Editorial Zig-Zag, inmediatamente después de asumir el Gobierno de la Unidad Popular, aflora un movimiento de reivindicaciones laborales que llevó a una huelga a los casi mil trabajadores de la empresa. En el contexto de este movimiento y con una presión por parte de los operarios para pasar al área estatal, se produce, a comienzas del 71, una negociación entre el Estado y el sector privado. A través de ella el sector privado se queda con la marca y con un paquete de las revistas más comerciales, mientras el Estado pasa a ser dueño de la infraestructura y de todo el aparato impresor. Es de este modo que Zig-Zag, la industria más grande y de mayor tradición en el rubro, se convierte en Quimantú" (2).

El proceso de nacionalización de empresas generado por la UP, nace como un imperativo económico, estatizando aquellas que sean fundamentales para apoyar el "proceso chileno". La editorial que dio origen a Quimantú, fue traspasada al grupo de empresas del área social por presión de sus propios trabajadores. La empresa tenía grandes déficit económicos y por ello en 1971 se imprimirían revistas para terceros. Es a partir de 1972 que la mirada cambia y se convierte en un importante reproductor cultural, cuyo principal objetivo era educar al pueblo que había hecho posible "la vía chilena al Socialismo".

Quimantú juega un papel fundamental cuando se trata de permitir la masificación de la cultura impresa, abordando distintos temas desde los Cuadernos de Educación Popular (3), Camino Abierto, Grandes obras de la Literatura Universal, revistas como Ramona, Cabro chico, Paloma, La Quinta Rueda y Nosotros Los Chilenos, entre otras. Con tirajes de 50.000 ejemplares, que pretendían abarcar los más variados ámbitos de la cultura, y específicamente en Chile, alcanzar distintos y remotos lugares hasta entonces carentes de este tipo de comunicación e información, estas publicaciones se encontraban en el mercado a bajo precio, siendo capaces de competir con publicaciones de otras editoriales, contaban además con un volumen importante de publicaciones distribuidas gratuitamente en sindicatos, agrupaciones campesinas, de mujeres y jóvenes, etc.


 

INTELECTUALES Y LA UP

Otra característica fundamental de Quimantú fue la posición de los intelectuales dentro del proceso vertiginoso del gobierno popular. La "Editorial del pueblo" -como aun la recuerdan algunos de sus lectores- responde a un modelo de sociedad sustentado por un gobierno sin precedentes, creada y organizada por lo que Ángel Rama llamaría "el cogollo letrado urbano", que se refiere al grupo de intelectuales que tiene acceso a la esfera del conocimiento, que manipulan las herramientas que este espacio les ofrece para entender el contexto general en el que se desarrolla el proceso político de la UP y las dificultades con las que se enfrenta a todo nivel. Los intelectuales que participaron de la creación de la línea editorial de Quimantú cumplían una doble función. Por un lado, su trabajo en la editora nacional obedecía al compromiso partidario con el gobierno de Allende y, por otro, el compromiso férreo de "educar" a la inmensa mayoría de los chilenos.

 


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En el caso de Quimantú, la "obediencia" tenía distintos grados de autonomía, quizás por el "cuoteo político", que consistía en reservar cuotas o cupos en los diferentes organismos rectores a cada partido político que conformaba la UP. De esta manera, aunque estuvieran de acuerdo en un modelo general del país y de la cultura, existían diferencias que, por dificultosas que fueran, favorecían la diversidad de temas o la posibilidad de discusión de ellos. Muchas de la personas que trabajaron en Quimantú, y en cada una de sus publicaciones, estaban más concentradas en aportar desde su perspectiva al proceso que de obtener ventajosas promesas del poder.

La práctica de Quimantú aseguraba a los trabajadores, y en general a todos los ciudadanos, la posibilidad de educarse en distintos ámbitos para la "nueva patria" que nacía con el modelo socialista chileno. Una patria que necesitaba cimentar una identidad y proponer el concepto de cultura como el resultado de toda actividad humana. Lo que implica una valoración distinta del ser humano, que incluye a los sectores populares tradicionalmente despojados del ámbito culto, y que también tienen manifestaciones propias que compartir con otros sectores de la sociedad.


 

LA MEMORIA

"Sólo progresa aquel que sabe", rezaba uno de los mensajes que se reiteraban en Nosotros los Chilenos, una de las publicaciones de Quimantú. En este sentido, esta publicación es representativa del proyecto total de Editorial Quimantú: educar y conformar una nueva idea de cultura incluyendo a los sectores postergados.

Esta colección apareció en octubre de 1971, con el Número 1 "Quién es Chile. Serie Hoy Contamos", en el que se realiza una presentación de Chile a los chilenos. En este número se hace un recorrido histórico de hechos y momentos que conforman a Chile como un país, desde la Independencia del Imperio español, acentuando el valor de la "autodeterminación", de la capacidad de los chilenos de esa época para organizarse y fundar Chile; hasta el proyecto de la Unidad Popular, en una nueva lucha de refundación e independencia.

Desde este primer número, y en las restantes publicaciones de Quimantú, se aborda la historia de Chile, desde sus distintas facetas, más allá de gloriosos héroes de buena familia e incluyendo a todos los chilenos que, desde distintas posiciones, labores u oficios, logran construir la Historia (con mayúsculas). Con la misma intención se recorren las distintas zonas del país destacando sus particularidades -apuntando a la idea de lo diverso que somos, tan de moda en nuestros días-, apoyado con fotos representativas de cada lugar en la que no sólo se muestran paisajes, sino que gente que pertenece a ese medio y que desarrollan distintos oficios: Todos chilenos de primera fila, en esta patria nueva.


 

EN RESUMEN

 


Quien es Chile: Primera colección de la Editorial Quimantú, Nosotros los Chilenos.

Sin lugar a dudas, la proposición más importante del proyecto Quimantú está dada por la ideología que la sustenta, entendiendo como ideología "la perspectiva general o visión de mundo característica de una clase o de otro grupo social, que incluye creencias formales y concientes, actitudes, hábitos, sentimientos, etc." (4). La posición ideológica de Quimantú está ligada íntimamente al proceso de la UP; pero también apunta a la creación de nuevas formas de conocimiento al alcance de "las masas", teniendo como punto de partida la diversidad que era característica de este país, los distintos ejes que conformaban nuestra identidad y proponiendo algunas coyunturas para la reflexión en el marco del nacimiento de un nuevo Chile. Quimantú significó un gran desafío de reproducción cultural, alejándose de las concepciones y prácticas burguesas o dominantes para abarcar a la mayor cantidad de ámbitos en que el pueblo se desenvuelve cada día. Una nueva noción de cultura que implicaba un hombre nuevo y una nueva patria, un proceso que no se detiene, que rescata la Historia Tradicional y que permite integrar sectores sociales marginados o "subalternos". Lo que está íntimamente relacionado con los procesos históricos de las sociedades y sus aportes para el futuro.

En definitiva, sus trabajos perfilan una noción de identidad que asume la diversidad del país, intenta que éstas se conozcan y conecten en un proyecto que les permita mantener sus particularidades, y desde ese nuevo lugar perspectivas de distintas proposiciones para valorar lo nacional. Una identidad que no quiere desechar lo que la Historia de Chile es con todas sus vicisitudes, sino rescatar lo que se ha conseguido en pro de los más desposeídos, creando canales de expresión directos y cercanos, en el amoroso esfuerzo cultural y educativo de toda la Editora Nacional Quimantú.


 

Notas

(*) Elisa Castillo Ávalos es lic. y magister en literatura por la Universidad de Chile y colaboradora del proyecto de reedición de Quimantú. A petición suya, rogamos que las personas que participaron en Quimantú durante la Unidad Popular se pongan en contacto con ella si están interesados en el proyecto.

(1) Quimantú, voz mapuche que etimológicamente se refiere a la idea de conocimiento, y en general al acceso de las mayorías a la cultura. (Kim: saber; Antu: sol).
(2) Bernardo Subercaseaux, Historia del Libro en Chile (Alma y Cuerpo), págs. 164-165.
(3) Educación ideológica, social y económica.
(4) Raymond Williams, La Sociología de la Cultura.